Fue un día de muchos nervios, amenazando lluvia y un poco más lejos de lo previsto, pero estábamos emocionados.
Mar fue una guía estupenda, explicando y enseñándonos todos los rincones del vivero que se encuentra en la Cañada Real.
Por nuestro interés y ganas de aprender, a pesar de que al final nuestra barriguita nos hacía ruiditos del hambre que teníamos... ¿a que no sabéis qué precioso regalo nos llevamos para casa?
¡UNA PETUNIA!
MUCHAS GRACIAS MAR Y "VIVEROS GIMENO"
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